Aún llevo tu perfume prendido de mi pecho,
como penacho de plumas doradas a mi cabeza atadas.
Sinergia entre nosotros,lejanos del lecho,
en que quisiera someterte mientras me eclipsan tus ganas.
Y dolerte como sé que te duelo,
paciente angustia y comprensión ganada.
Sin saber que esperarte sería de nuevo,
abismo sin fondo al que arrojar los restos de mi inexistente alma.
Desde esa noche,mis neuronas no olvidan esos bailes,
el etilismo invadía tu cuerpo y el mío se acompasaba.
Te recuerdo,mi bella dama,que el silencio no hará que se pare,
esa música que entre mis dedos,disfrutaste mientras bailabas.
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