Fragua la nada en mi inacción negativista,
hoy la luna no reniega de mi rostro.
Suicidándose el acuerdo,anilla de paracaidista,
esperando a que me abra como los senderos que recorro.
Soledad obviada al trasluz de una vela,
no coordino las promesas inconclusas.
Recordando enardecido el fino filo de las tarjetas,
era de cambios de hora,tiempo de excusas.
Clara se difumina la mañana y amanece solícita,
recuerdos de repúblicas de tiempos remotos.
Agitado cual militante de una célula Trotskista,
hacendado de una casa de madera agitada por los terremotos.
Sólo las noches consiguen redimirme de mi pena,
pulsan el botón de mi mente,abriendo sus exclusas.
Vuelan entonces los vocablos como albatros en cadena,
como trenes embravecidos con una actitud difusa.
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