Vivo en un país de pandereta,
del que dan ganas de huir.
Pero que en la Costa Blanca guarda dos perlas,
los pueblos de Aspe y Monforte del Cid.
Viven del campo y de la industria,
del zapato,del mármol,de la uva.
Hijos e hijas del río que le une cada día,
de un Vinalopó regado de rebeldía.
Sus calles son angostas y aliviadas,
su historia escrita de guerras sin cuartel.
Cuna de grandes revoluciones ciudadanas,
de marineros grandes de España,de la República sin rey.
Hoy más unidos y unidas que nunca,
hermanos y hermanas de epopeya.
Aspericos y Monforteros,noches de amor bajo la misma luna,
rompiendo los hilos del tiempo,partiendo a la vez las cadenas.
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