Resistir el empuje de la certeza y no,
no dejar las huellas alfombradas a tu paso,
son pesares y hojarascas doloridas de viento,
impregnadas de miseria y de fracaso.
Serán las mañanas jumento tras mi espalda,
fiel reflejo de almas apesadumbradas,
como noches encendidas en habitaciones ajenas,
sueños afines y carcoma royendo las raíces y penas.
La televisión no será más que un mueble
donde albergar las folclóricas visiones a olvidar.
Y las calles ríos de muerte sin solucionar,
¡¡¡¡VIVAN LAS CADENAS Y EL SOFÁ!!!!
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