De nuevo la noche reclama mi cuerpo,
me pide que descanse y de rienda suelta al sopor,
a la sinrazón de no tenerte al otro lado de la cama,
pero sobretodo al de sentirte,
en cualquier otra habitación.
Y son realizadas mis sospechas por la mano invisible,
aquella que teje los hilos de sociedades enmarañadas,
la que crea y que destruye los sistemas que gobiernas,
la que alquila estancias en mi mente,
pero habita entre tus piernas.
Pues tras mil acordes anudados a una cítara occitana,
resuenan los ecos de tus pechos embolados,
de caricias,de ternuras,de golpes de estado y de asesinatos,
de puertas abiertas,de recuerdos,
de cuando el mundo fue fulana y proxenetas mis manos.
Cáeme encima,nube pudiente,cáeme,
huye de nuevo,pensamiento,aléjate,
olvida este poema,allí donde encuentres salsifí,
olvida todo lo que quieras,pero no me olvides a mí.
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