El sol se declina ante mis asombrados ojos,
e hipnotiza una mirada en un camastro.
Retorciendo ambigüedades de años rotos,
defendiendo un lodazal que hoy no contrasto.
Borracheras de vasos vacíos tras un trago,
hígado echado a perder,piel de despojos.
Y aún así,cuarcita,se lo que me hago,
cuando olvido que mi vida es una ruina con retoños.
Poesía sincera sin más visos que mis letras,
abececés desprotegidos de inocuas resoluciones.
Ítaca perdida en lo profundo de la isla de Creta,
que no nada entre tus aguas si no la acechan tiburones.
Muero ya,cuando mis pupilas se cierran,
presas del cansancio estimulado y de temibles oclusiones.
Más hoy el sol se atenaza y llama a treta,
cuando iluminan mis cenizas,fuegos de breves ilusiones.
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