Amanece despacio tras el arroyo del Galapagar,
un camión desnudo recorre moribundo los caminos.
La vía de la plata se ve traspasada por los mismos,
que decidieron acabar con las vidas de quienes acababan de enviudar.
Sus cabezas rezuman los humos de los temores,
rapadas,como rebaños asustados de animales ovinos.
Castigadas por los fascistas a causa de que sus maridos,
perteneciendo a la CNT,se rebelaban contra los señores.
Granada,Ana María,Manuela Méndez,Trinidad,
mujeres despojadas del tiempo,pero con dignidad.
Manuela Lianez,Tomasa,Ramona Manchón,
condenadas al olvido por un régimen sin compasión.
El trayecto es frenético,heladora su lentitud,
dejan de importar ya las normas,la pulcritud.
Duro se les hace saber que al volver la vista atrás
verán la senda del pueblo que nunca volverán a pisar.
Y aunque vislumbran que no llegarán a la senectud,
comienzan a planear su futuro,lejos del territorio nacional,
allá donde cuentan que el primero de los derechos es la libertad,
donde el poder y la avaricia,son reprimidas por el KGB de la URSS.
Ramona Navarro,Rosario León,Ramona Puntas,
juntas contra el ímpetu del viento,siempre juntas.
Eulogia Alanis,Dolores Palacios,Josefa Peinado,
no penséis que vuestros camaradas os hemos olvidado.
Se acerca el final de un sendero empedrado,
Gerena se atisba a lo lejos de una colina quemada.
No aciertan a ver cual será su futura morada,
pero se temen lo peor,se dirigen a campo santo.
Por último,Natividad León,Manuela Sánchez,
hijas de la luz y de la sombra,como Miguel Hernández.
Más finalmente se hizo honor al donde hay vida hay esperanza,
ya que Marcelina se salvó junto a su hijo,salvando así con ella,
la memoria de esta matanza.
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