Sean tus manos las que repartan pasquines,
y te hagan capitana de las milicias sevillanas.
Mientras cabalgas a lomos de tu corcel de doradas crines,
moteado su lomo de estrellas y de la gracia de Dos Hermanas.
De seda se vista tu pelo azabache
que descansa sobre tus esbeltos hombros
y que el viento ciegue tus párpados.
Más no hallarás la razón en personas ruines,
que sólo ahogarán de llanto infinito tus pestañas.
Sólo si luchas por tus ideales serás todo aquello que imagines,
incluso la capataz de los sueños de los muchachos de España.
Verás al poder ante ti arrodillarse
convertirás su teoría en escombro,
y establecerá el comunismo la dictadura del proletariado.
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