Letras que no conocen casa,
bocas huidizas a labios efebos.
Reyes que invocan al pueblo en su juramento,
no se si es el mundo el que está loco,
o soy yo el que no está cuerdo.
Piernas que inmóviles buscan Marathón,
manos uniformes que ondean al sol mi blasón.
Títeres radiofónicos les alertan de su victoria,
advierten a los vencidos,de que habrá represión disuasoria.
Cree Rocinante que prevendrá a Quijano de sus desmanes,
de poner pies en polvorosa,de pleitear con los truhanes,
de los molinos que ahora lloran desternillados de risa...
pues,¿se inclina la torre o la ciudad de Pisa?
Mas duele decirlo,pero es el fin de una odisea,
una cámara oculta tras un mundo que se desnuda.
La maleza que a Telémaco le produce el regreso de Ulises,
de los negros y grises,que persisten en esta realidad absurda.
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