Eterna es la condena que me acoge,
entre sus brazos,hoy barrotes a mis ojos.
Superando paso a paso su apolítico aparato,
del que escapo aún a diario y consigue que me enoje.
Enfadado con el tiempo,ofuscado con la noche,
corta y angosta como tu conciencia de clase.
Curando trago a trago sus desmanes y desfalcos,
de mi zurrón y mi refajo,que hoy ocultan agonías.
No habrá paz para quién no la busque,
y perecerán los jazmines florecidos a mi paso.
Desahuciado como tantos jóvenes,agraciado como duque,
que necesita que lo eduquen los jornaleros del campo.
Mientras tanto,las tropas de hematocritos forman líneas,
recontando las acciones llevadas a cabo,
por el polen inseguro de las flores y las gramíneas,
que nacen,crecen,yacen y mueren sobre las tierras que labro.
Claro como el rocío se vislumbra al enemigo,
verdes,marrones y caqui lucen sus rostros.
Avanzando por la era,disparando pan de higo,
como Rosendo Mercado,buscando entre los escombros.
¡Caímos todos,amigos,enemigos y civiles!
No queda sobre la tierra nadie que escriba la crónica.
Ahora,solo obreros,hierros y raíles,
AVE barriendo los parajes y escenarios de nuestra memoria histórica.
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