Es tu boca horizonte de sueños y peroratas,
mis papilas gustativas están dormidas
por intentar alcanzarla ya que tus ojos me lo impiden.
No conozco poeta que sea dueño de lo que escribe.
Tus pupilas son nidos de verdades y miedos,
juegan a contar las horas ya pasadas.
Y la semana hoy pasa lenta y pesarosa,
qué recuerdos de cuando vivir era otra cosa.
Así que duerme, ya que la luna me atrapa.
Deja que la noche te encierre en sus amores de tormenta.
Serás así furibunda soledad de ideología alienada,
dejando escapar las luciérnagas por la luz de tu mirada.
Dejamos pasar los días sin tomar el Palacio de Invierno,
hoy la revolución agoniza en cada adoquín de las plazas.
Duermen felices y tiernos el rey emérito y su yerno,
sobre la almohada de un pueblo callado por una mordaza.
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