Me rodea sin cesar,
una atmósfera sin fin,
no consigo desactualizar,
los sonidos de tu voz.
Retardadas innovaciones,
insostenibles sistemas,
me convierto en los ulemas,
de religiones monoteístas,
donde se sufren los problemas
de mantener las expectativas.
Convirtiendo el agua en vino,
abriendo mares con mi cayado,
sacrificando corderos redimidos,
la gente me persigue hasta el fin,
pero yo aún no se que buscan en mí.
Los borregos que se agolpan en tus puertas,
son la sangre que se derrama por tus creencias,
que para creer en ti hace falta mucha paciencia,
y no querer ver lo que te rodea,
qué las bahías que tu navegas,
hace ya siglos se encuentran muertas.
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