Forzando la salida de unos versos acotados,
apoyado en mi barbilla,por no andar encorsetado.
Acicalando terrenos donde nacen unos pinos,
erguidos al viento,como mi alma y mi tormento.
La posibilidad de encontrarte se me hace eterna,
y no encuentro la manera de enclavarte en mi poesía,
mientras pienso que ya es de día,y todavía no amanece,
porqué en cuanto veo tus ojos,se disfaza mi agonía.
Y por fín le veo salida a este tunel de la bruja,
aunque aún quedan los rescoldos,de los fuegos de su capa.
Todavía estoy sediento del arroyo de tus aguas,
y aún me encuentro moribundo,por los huesos de tu espalda.
Es como una gota de agua,cada cristal de mis gafas,
como cada estomago vacío,o cada boca agradecida.
Son las pertenencias de mundos alternos al mío,
pero son los equipajes de correveidiles y abrazafarolas.
Mas en Yucatan no apareceran los Mayas de mis sueños,
ni de la pampa resurgiran los herederos de Zapata,
que no se trata de obcecarse en las mismas obsesiones,
sino intentar alcanzar las verdades,
de aquellos que no lo lograron con sus cañones.
Pues de nuevo un nuevo día es el que parte mis costillas,
una nube,una moneda,una impaciencia y una noticia.
Labro con mis clavos la parcela del silencio,
y planto de nuevo la huerta,de los versos de mi vida.
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