Me parto tierno el alma de quererte,
gime la luna a la espalda de tu espalda.
Teme a la mañana el lirio que espejea,
y este encuentro,que es perderte,
huele a brotes de rosal y ajedrea.
Enreda el cielo mi enredadera que se agosta,
a costa de enrocarme en el ajedrez de tu figura.
Y es más frío el viento,cuanto menos frío siento,
tras la ternura de tu piel que al abrirla se denota.
Más un día explotará mi alma henchida de versos,
y se deportarán las banderas hechas jirones,
de los estados gobernados por roedores y lirones,
que agitan sus espolones,mientras suceden los sucesos.
Estos hechos son los que niegan el fin de sus días,
ponen cárceles a sus tiranos y alfombra roja a sus recursos,
a los sombrereros locos que nos gobiernan con sus rebuznos,
y piensan que son asnos aquellos que depositaron en ellos su fe y su agonía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario