Día cinco,un nuevo día,y es semana,
de abandonos de causas desahuciadas,
de apartamentos del tiempo que paso a tu lado,
esperando a que se soluciones mi nada con un simple abrazo.
Tardía espera la deshojada luna a mi estío,
y retuerce su imagen ovoide frente a mi frente.
Que esperarte y todo,es en mi nada perderte,
y son mi angústia y mis pulmones,salas de aire vacío.
De pronto la luz matutina deslumbra mi desahuciado iris,
hace confundir tus lamentos con piedrecillas de circonio.
Se estremecen los tronos de los dioses Isis y Anubis,
mientras domina a base de rábia,el espíritu de demonio que habita en Gadafi.
Se escucha ya a lo lejos el rechinar de sus ardorosos dientes,
de la subida del crudo,de los pozos de oriente,
de la sinrazón de una guerra,bienservida de las panzas de los cazas,
en los comienzos,las razas,en los confines,la democrácia de occidente.
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