Se disipó la nube,
por andar de llanto moribunda.
Y cayó la lágrima seca del ojo baldío,
sumida en tormentas de acero sobre sus párpados.
Y no bastando con deshonrar al viento,
denostó la imagen serena que de tu vientre brotaba,
perdiendo con dicho argumento alegrías y penas,
forjadas a base de años en sumideros llenos de cieno.
¡Ay!¡pobre de mi! mi sustento desvencijado,
pobre del obrero adormecido cada primero de mayo,
abandonando a su suerte a sus hermanas y hermanos,
y caminando de manos poderosas y del ajuar del tirano.
¡Tierra quemada por ruin desenfreno!
yace mi frente enmudecida en el bancal del misterio.
¡Ay! obreros febriles de catorces y abriles,
aunad vuestros sollozos y llantos para arruinar a los viles.
No dejad piel junto a carne,
ni llorad desconsolados frente al INEM,
sabed,obreros del campo,humanos de sangre ferviente,
que ningún poder ni mercado hará que se calle la gente.
¡Sed en mi fuego febril que me abrase!
¡Rebelad vuestros deseos y desfacer las mentiras!
Pues eres tu,el pueblo,quienes un día les diste vida,
y ni un millón de caciques,evitarán que cuando te plazca,se la quites.
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