Hoja en blanco que difumina las horas,
no sé qué escribir,qué decir ni qué hacer.
Solo un fracaso tras otro mientras los demás mejoran,
un tropiezo al borde del precipicio por el que me verán caer.
Escribo ahora poesía hecha en principio de fe,
convertida luego en ateísmo con el paso de las letras,
atropelladas unas con otras en esta fosa de arena,
y que son el fin de la odisea en la que yo mismo me adentré.
Llevaré mi penar a cuestas donde el viento susurre,
donde las palabras de amor sean sencillas y tiernas.
Cabalgaré a lomos de las mareas que atraviesan mis venas,
y colocaré las monedas sobre mis ojos cuando el barquero me busque.
Más no espero llantos,ni aplausos,ni odas,
aunque sean propias,ni plañideras,ni curas,
que yo solo espero libertades,alegría y sosiego,
ya que intentaré levantarme del ataúd,aunque sé que no puedo.
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