Entre fiestas y misales,se congregan los peregrinos,
sufragando sin resistencia,la plebe sus recitales.
Son de mil y un países,pobres,más pobres y míseros,
asi que sacad hoces y martillos,pues los traidores morirán primero.
Siguen a un hereje de la razón,un camisa azul,un borbón,
tienen como salvador a un señor que murió en dos maderos,
como buen rehén proletario,como hijo de carpintero,
y por su gloria lo utilizan,para pagar sus festejos.
Ya desde Roma,ya desde Rusia,
siempre encuentra la mejor escusa,para exculpar sus pecados,
con el beneplácito de las autoridades locales,
y el visto bueno del cuerpo de prelados.
Pero la más baja clase social se cansa,
de ver tu vestido dorado desfilar por sus lindas calles,
asi que hemos acordado que morirá guillotinado,
como ya lo hicieran los reyes del palacio de Versalles.
Tras ello,noches de júbilo y sosiego,
de poder ver como el ahorcado ganó al verdugo,
como los ciegos dejaron de ver lo oscuro,
y como la ciudad vaticana,fue tomada por su verdadero pueblo.
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