Hacienda dañada por el ímpetu del viento,
terrario desecado en la que se convirtió.
Resoplabas al ver los escombros mojados,
esperando a la mañana y a su implacable sol.
Al paseo que ejerce tu eternidad sobre el suelo,
das alas de miedo y de calma paciente.
Restituyes en su puesto al implacable trueno,
rayo de luz naciente,que pierde el sueño.
Y caminas despacio,urticante misterio,
provocando estallidos en los países sureños,
desvirgando a los jeques,a las callejuelas,
provocándoles un terrible dolor de muelas.
Fanal encendido entre tu risa y su tiempo,
grotesca intención de desahuciar al sonido.
Hostil melodía cuando se afila un cuchillo,
pues tu cometido es cumplir,que después de su paso haya un muerto.
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