Rabia asola mi insolente alma,
como insolente es mi cuerpo,
como también lo es mi alcoba.
Pena que siento al verte partir,
de tierra firme hacia puerto,
desde mi corazón a su boca.
Son de jazmín los perfumes de tu cama,
y ellos son los que me han de encontrar muerto,
bajo tu gentil torso desnudo,mi señora.
A la mañana siguiente,bajo un cielo azul añil,
te he de sentir en brazos de otro hombre más apuesto,
y así,clavarás tu mirada en su puño,mientras lloras.
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