Noches veladas de otoño,
de riadas culturales intensas,
Miguel Hernandez,te observa,
recordando,que no fuiste su casa,
sino que siempre será orihuela.
Pero bastándole dos versos,
y con sólo volver la cabeza,
se da cuenta,de que su pátria,
qué el añoraba,
se encontraba entre tus palmeras.
Almenas naturales,de sinuosas curvas.
Tu dama,tus palmerales,
tu huerto del cura,
hacen estremecerse al visitante,
hacen,que de entre todas las ciudades,
tu siempre seas la que vas delante.
Capital de capitales,
demanda lo que te pertenece,
pues tu tienes grandes campos,
pero también tienes grandes mares.
Pequeños nombres en extensión,
tus habitantes te pusieron:
illice,elx,elche.
Pero tu no te despeches,
pues tu nombre es lo de menos,
lo de más son tus gentes,
tu pueblo,
el saber que al caminar por sus calles,
podras hacerlo sin miedo,
el creer que es patría de nadie,
y a la vez del cielo.
No tengais miedo de nadie,
ni de atronadores partidos,
que henchidos de mentiras y falsas verdades,
quieren convertir un oasis de palmeras,
en uno de ladrillos.
Teneis que resistir por los demás,
ahogados por fascistas degenerados,
qué pretenden que la gente deje de pensar,
y a los qué-aun lo seguimos haciendo,
nos quieren ningunear.
Se mi pátria,palmera.
Se mi vida,palacio de Altamira.
Se mi tortura,torre de Calendura.
Se mi razón,humedal del fondó.
se mi cuerpo,
y tu bandera,
que sea la catalana senyera.
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