Me las deseaba felices,
cuando decidimos quedar para comer perdices.
Me diste la oportunidad,
de ensayar una obra que no iba a representar.
Te creía mi esposa,
peró para ti era la ocasión de besar a un batracio.
Me invitaste a pasar a tu estancia,
pero una vez dentro me enseñaste el camino de salida.
Te abrí las puertas del cielo que disfrutas,
y me mentiste,hija de puta.
Ahora veo que no te merecías mi desvivir,
pues cuando pudiste elegiste otra ruta que seguir.
Vive ahora tu sueño de popularidad,
pero cuando tu piel se arrugue,
no me vengas a buscar.
Tal vez sean muy duras mis palabras,
llenas de rábia y soledad,ay¡¡soledad,
pero más lo eran tus gestos,
de incompresión y de arrogancia,
de popular militancia,
y de cercana vecindad.
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