Una noche cualquiera,en cualquier estación,
se despierta el humo en tus dedos,oscuros del alquitrán,
que probaste de mis labios,prometiendo no haber fumado,
por nuestro pecho dolido,recientemente hecho añicos.
Disfrutas fumando,yo causo disturbios varios,
enciendo un cigarrillo a medias,premeditadamente olvidado,
y recuerdo ese olor en tus manos,esencia de Nicotiana Tabacum,
de hecho creo que te lo robaré,desatando en mi los instintos primarios.
Frenaré los trenes que a su paso hagan volatilizarse la humareda,
descansaremos nuestros nervios,en los bancos de la alameda,
y gastaremos el día y la noche,entre calada y calada,
entre la cama de mi casa,y el asiento de tu coche.
Al amanecer,caminaremos tras los pasos de Bucéfalo,
que cree desangrarse en mis versos,que piensa morir en tu pecho,
el día en que nuestra conciencia decida dejar de fumar,
ese día,ricura,destinaremos ese tiempo,en comenzarnos a amar.
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