tan llenos de lágrimas empapadas de alegrías,
fugaz traqueteo por tu cara,sutil melodía,
principio de nubes,al final del día.
Ahora que renacen los desmembrados retoños,
clarividentes e ilusionados,al pie de las peonías,
que florecen y antes que blancas,su tez es enrojecida,
muere por fuera,pero que tu bulbo resista la envestida.
Es fin de estación,estío y secano,comienzo de enojos,
relieve que experimenta,la caída de las hojas marchitas,
de saberse perdidas,en una lucha eternamente suicida,
cada año sucede,al volver el hemisferio a su otoñal rutina.
Como todos los años,de lo que siembro,recojo,
y yo sé que me equivoco,cuando apalabro mi huida,
de esta guerra de mercados,amanecer de mis días,
fracasé en denostar al sistema,y ahora soy yo quién patina.
Resisto cual Ailanthus,desvirgo el paraíso rojo,
y cuanto más cansado me noto,más me rompo en agonía,
por no saber que sería,de mi ilusión sin tus noticias,
por que cuando tu me faltes,dejarás mi estación desvalida.
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