Día de vuelta a la rutina,café con tabaco,
regreso a mi almohada,sumando derrotas,
gastando la vida,no encuentro trabajo,
recorreré mi ciudad,recordaré que era otra.
En el estanco de abajo suben la cajetilla,
del tabaco americano,del que lleva boquilla,
y saboreo mi celta,como si fuera un muchacho,
recuerdo que ayer a estas horas,me dirigía al despacho.
Recuerdo que cruzaba Canalejas,me encaminaba despacio,
viajaba seguro de mi mismo,como entretenido con su estatua.
Iba subiendo la mirada,vigilaba esos ficus,enormes,
dignos de libro de anónimo,cual Lazarillo de Tormes.
A lo lejos,se alzaba el castillo de Santa Bárbara,
testigo fiel de lo que fue nuestra más cruel batalla,
en una ciudad,Alicante,que vio como se derramaba la sangre,
en su mercado central,bajo el italiano ejército del aire.
Al fin,bajo de nuevo a la calle,miro la plaza de los luceros,
testigo de movilizaciones,del parque móvil,de besos primeros.
Oscar Esplá me saluda,esquina con Churruca,
yo paseo y paseo,pero el empleo no llega nunca.
Enciendo otro cigarrillo,mientras fumo y camino,
avenida de Elche y sus palmeras,
desahuciadas por las obras y por el picudo,
y trabajadoras que ejercen la profesión más antigua del mundo.
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