Airean a todas horas los muertos y muertas que tapan aceras,
y dictadores asesinados a manos de mercenarios y empobrecidos.
Les gusta y nos acostumbramos a ver sembradas de sangre las cunetas,
de todas las carreteras que surcaron los adalides del viejo sistema establecido.
No me gustan las dictaduras,ni de uno ni otro signo,
no me gustan los tribunales que juzgan al obrero y no al rico.
Yo abogué desde siempre por desterrar del humano las metralletas,
así que,pueblo mío,tomemos las calles y las urnas,cambiemos nuestro sino.
Hagámoslo tal y como lo hizo aquel desterrado poeta granadino,
con versos henchidos de rebeldía y coraje,recitados en las trincheras.
Bebamos de nuevo el elixir del paraíso que nunca perdimos,
ondeémos al aire las banderas que guardábamos al fondo de las faltriqueras.
¡Que sea la republicana la que inunde de colores los consistorios!
que son las casas del pueblo,no lo olvidemos,nuestros ayuntamientos.
Arrasad las estatuas de los dictadores que nos ha tocado sufrir,
los que nos robaron las libertades y sueños nacidos a lomos de un 14 de abril.
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